Por Juan Jose Larrea
“Recibo aproximadamente 50 correos electrónicos por día, pero 48 de ellos son spam”, me comentó un amigo y agregó que “yo no los solicito y tampoco me interesan”, finalizó de forma fastidiosa su comentario con mezcla de resignación e incertidumbre con motivo de las causas de la avalancha de correos basura en su bandeja de entrada.
El spam (correo basura) es aquel que se recibe sin haberlo solicitado. Generalmente contienen publicidad de todo tipo y provienen de cualquier lugar del mundo. Spam es una palabra inglesa que haría referencia a la marca de una conserva cárnica: el «Spiced Ham» (Jamón con especias). Debido a su conservación en el tiempo habría sido utilizado por el ejército americano en todo el mundo contribuyendo a la difusión de la palabra. Esto, sumado a su baja calidad habrían sido motivos suficientes para hacer referencia a todos los mensajes basura que se reciben tanto en los grupos de noticias como en los buzones particulares en el mundo entero.
El correo basura es una plaga en internet. Quienes contribuyen al spam, aprovechan esta herramienta debido a su bajo costo y la casi inexistente mano de obra. No hay inversión por parte de los que abusan; por el contrario, quienes corren con los gastos son los proveedores y los usuarios. Millones de dólares gastan los proveedores de internet intentado contrarrestarlos mientras que los usuarios que pagan por la conexión a la red. Además, los problemas no solo están en los particulares con la pérdida de tiempo que provoca el borrado de los emails (estipulado en unos 15 minutos diarios) y espera de bajada en aquellos que utilizan un programa para correos electrónicos, también produce gastos económicos en las empresas que invierten dinero con el fin de obstaculizarlos. Pero el daño mayor lo configura el incremento del tráfico en la red haciéndola más lenta y tediosa.
Cabe destacar que la tasa de personas que contesta un spam es muy baja. Diversas empresas dedicadas a producir correos electrónicos basura, envían millones por día y está comprobado que con solo la respuesta de 50 personas ya se ha hecho negocio con un gran rédito para la misma y molestia a millones. No son improvisados y están preparadas para responder a la posible demanda de un cliente con entrega inmediata. ¿Por qué? Por que los emisores son empresas estructuradas que aprovechan esta herramienta comunicacional y que no se detienen a pensar en el disgusto que ocasionan.
No se debe confundir con el Newsletter o boletín de noticias sobre nuevos productos, promociones, ofertas, novedades que las empresas envían a los usuarios que lo han solicitado y quienes además, tienen la posibilidad de pedir la baja de tal servicio.
Lamentablemente no existiría, hoy en día, un método infalible y seguro que tenga como objetivo bloquear por completo todo tipo de spam. Por lo general los mails provenientes son de direcciones inventadas en el momento y solo para tal fin. De esta forma, por más que se bloquee al remitente, luego ingresará con otra dirección nueva.
Compañías que miden el tráfico en la web destacan que más del 50 por ciento de los emails diarios a nivel mundial, serían spam.
Es común ver en los correos basuras recibidos la posibilidad de darse de baja respondiendo el presente mail con la palabra remover en el asunto. Pero atención,
porque este hecho implicaría que el mail no solo es existente, sino que además, es leído. Distintos especialistas recomiendan no contestar, borrarlos y bloquearlos si se tiene la posibilidad.
Para combatir el problema algunos expertos recomiendan tener más de una dirección de mail. Una para uso personal con seres queridos y negocios, y otra para anotarse en listados de noticias o newsletters pudiendo esta ser eliminada si comienza a ser invadida por el spam.
Son varios los que esperan ansiosos una ley que termine con este problema. Otros, en cambio, sostienen que tanto las leyes relacionadas a los datos personales y de defensa del consumidor son suficientes. Más allá de donde encuadrar esta problemática, lo cierto es que hoy por hoy, los proveedores de internet gastan dinero y no encuentran solución y los programas de correos electrónicos no pueden brindar el método exacto, hallándose los usuarios indefensos y, peor aún, el gasto en dinero y tiempo que causa este mal, no parece tener un fin cercano.
No sería muy raro pensar que en Argentina en términos breves los teléfonos móviles sean objetivos de los creadores del spam a través de los mensajes de texto. Ya hay países que están sufriendo esta plaga.
*Publicación en Diario Rio Negro el dia 8 de Mayo de 2006.
*Publicación en Diario El Cronista el dia 27 de Abril de 2006.